SUSANA SEEBER DE MIHURA 1938/3 [20]
ANUNCIO DE GUERRA Y DEL TERCER HIJO

                      Primavera en Buenos Aires

1938
SETIEMBRE (En Buenos Aires)
Leo la vida de Madam Curie. Fuera de su ciencia, esa mujer y mamá hubieran podido comprenderse perfectamente. Su hija y yo (porque la personalidad de la que escribe — y es su defecto — está presente en cada línea) podríamos haber sido amigas. El dinero existía por su falta en los dos hogares; falta de plata que amargó la vida de papá y mamá, y que en realidad no hizo mal a nadie. Ni allá ni en mi casa existió la admiración, el respeto al dinero: no era sino una necesidad.

SE ANUNCIA EL TERCER HIJO
Puede ser que esté por tener un chico. Estoy contenta. Miento cuando le digo a la gente que me basta con estos dos hijos. No es cierto. ¿Cuántos hijos necesitaría para agotar un amor que siento intacto todavía, a pesar de los hijos que ya tengo? ¡Cómo son de falsas las teorías modernas, y la vida de las mujeres modernas! Falsas y artificiales nuestras costumbres. Si la última y la única realidad nuestra es esta pasión. Y es terrible que sea así, porque estamos indefensas ante la belleza y la angustia de un amor demasiado grande, de un amor que no podemos controlar.

***

25 al 28 DE SETIEMBRE AMENAZA LA GUERRA EN EUROPA
No se habla más que de Checoeslovaquia. Todo el mundo anuncia la guerra. Es inútil tratar de explicar claramente lo que parece evidente: la gente no escucha. ¡Dios mío, qué bruta es la masa! Y no la masa de la calle, sino la otra, idéntica pero mejor vestida. Nadie que use su criterio cuando lee el diario: mentalidad de masa, aunque cada uno lea por separado su diario.

Hoy 28 parece inevitable que estalle la guerra. La última esperanza es que hoy, en el Parlamento inglés, se resuelva no pelar por un país que «por mucho que simpaticemos, no justifica la entrada en guerra de todo el Imperio Británico». Noticia sensacional oída por la radio, de pronto: Hitler, Chamberlain, Daladier, Mussolini se reúnen en München. Es demasiado lindo. Es demasiado lógico, demasiado natural. Si con esto no paran la guerra, este mundo es un manicomio, o yo voy a tener la sensación que tienen los brutos cuando se dan cuenta de que no entienden (cosa que ya siento). Agitación hasta mañana. 

Estoy feliz. He recobrado mi fe en algo que no sé si creía: en el poder de un hombre sobre los acontecimientos, en el triunfo de la inteligencia sobre la inercia de los acontecimientos. No hay guerra. Tengo la impresión, después de oír las palabras de Chamberlain sobre Alemania, que empieza una nueva era. ¿Será posible que se pueda vivir, no con la perspectiva de un fracaso, de la  noche y de la muerte, sino hacia la luz? ¿Será posible que volvamos a lo que dicen era el mundo antes de la guerra? 

                 Primavera en Nogoyá – Entre Ríos

OCTUBRE 1938 (en el campo)
Parece rarísimo, esta calma después de las agitaciones que hemos pasado. El miedo a la catástrofe era en la gente el miedo a la muerte; en mí, la desolación de ver derrumbarse una civilización, y el miedo a lo desconocido que vendría después. 

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En los libros franceses e ingleses, París y Londres, y sus jardines con sus árboles y sus perfumes están siempre presentes. No he leído ningún libro o cuento argentino en que la ciudad o los jardines existan. De Buenos Aires no me extraña: es una ciudad sin encanto. Pero habría que escribir un libro en que se descubriera la belleza de la primavera como la veo aquí en estos días.
Camino por el parque como entre un mar de olores. Azahares, jazmines del Paraguay, y sobre todos, dominando a todos, el perfume de los paraísos florecidos. Están cubiertos de flores. De lejos hay sobre ellos como una niebla plateada, tan pálido el color contra el azul profundo del cielo, que tienen algo de inmaterial. Les parfumes, les couleurs et les sons se répondent. Algo así sucede realmente estos días en el parque. Sonidos que no pueden identificarse, se mezclan con colores que han tomado la inmaterialidad de los perfumes.

***

Voy a tener otro chico. ¿Por qué me he resuelto a tenerlo?¿Por qué una mujer joven, con la vida llena con dos hijos, feliz, se resuelve a pasar nueve meses hecha un fenómeno, a sufrir, a pasar después otros años de cansancio, de malas noches, de agitaciones? Porque hay más razones a favor que en contra.

NOVIEMBRE 1938 
Ese chico que se ha deseado con el espíritu el día que ya está aquí, adentro nuestro, destruye el espíritu y nos transforma en un ser todo material. No puedo ni siquiera imaginarlo, ni pensar que es la vida lo que se está formando adentro mío, que es un hombre creciendo lentamente adentro mío. Siento que estoy enferma, nada más, enferma y desanimada, menos sensible y menos inteligente. No se me importa de mis flores, y quiero menos a todos los que quiero.

***

Estuvimos en el circo con Jackie. Había una muchacha como de quince años, muy mona, vestida como una chica, con sombrero y un moño en la cabeza, que hacía pruebas. Se sonreía, tenía una nariz ñatita y una boca bonita. Cuando, sobre una mesa, se doblaba en un arco hasta pasar la cabeza entre las piernas, sus zapatillas bordadas de plata brillaban entre su pelo.

“¿Qué te gustó más?”, le pregunté a Jackie. Habíamos viso a una mujer que tragaba fuego, un burro amaestrado, un mono, y los trapecistas. “Me gustó la chica, quiero que venga a visitarme”. Y de la chica solamente habló durante dos días. Se podría hacer un cuento muy bonito. Observé allí, en el circo, algo que me ha dejado reflexionando.                       Estaba lleno de chicos; yo pensaba que lo que más les gustaría sería lo más extraño: la mujer que tragaba fuego. Pero no; fueron los trapecistas. Lo que podían comprender más, las pruebas que ellos mismos habían intentado mil veces. Lo extraordinario, ni los sorprendió ni les gustó tanto (lo mismo pasó con Eulogia la primera vez que la llevé a Buenos Aires: lo único que le arrancó una exclamación fue la máquina de limpiar alfombras).

Me hizo pensar que el día que quiera escribir cuentos para chicos que a ellos les gusten, lo maravilloso tiene que aparecer como muy natural. Es el secreto de todos los cuentos de hadas famosos. Y, recordando, veo que no me sorprendían en lo más mínimo cuando los leía. Lo maravilloso debe emprunter [retomar, tomar prestados] los gestos y las palabras de los chicos. ¡Y cómo se van a admirar de lo que nosotros encontramos extraordinario, si viven en un mundo que, desde la mañana hasta la noche, es todo extraordinario!

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