SUSANA SEEBER DE MIHURA
DE SU DIARIO PERSONAL [6]

   El Congreso tuvo lugar entre 9 y 14 de Octubre de 1934        Susana habla impactada por la fe de la muchedumbre 

DIOS NOS LIBRE DE LA GENTE SIN PASIONES

Octubre – 1934 Mi fe – dudosa – se reafirma a veces por horror a la materialidad. Donde no se comprenden las cosas del espíritu, donde no se entiende lo que significa la palabra «idealismo», comprendo yo la belleza de la religión. Y se me figura que todos creen en Dios, toda esa multitud del Congreso Eucarístico sabe amar a Dios. Y me siento feliz, me alegra que la gente sea capaz de entusiasmo y de admiración. Aunque su entusiasmo sea en la mayor parte por las banderas y los cantos y el espectáculo. No importa, es lindo; me consuela del ambiente deprimente que crean los que no son capaces de entusiasmo.

¡Dios nos libre de las gentes sin pasiones! He nacido en una casa, un castillo de pasiones. Donde – empezando por mi padre y mi madre – todos eran seres humanos distintos y definidos. No padres y hermanos: hombres y mujeres. Pasiones que estallaban y pasiones silenciosas, como las de mamá. El entusiasmo y la admiración, y los genios violentos, mantuvieron las pasiones vivas en nosotros. Y me alegro, me alegro a pesar de que he llorado cuando era chica por causa de las pasiones de mi padre y de mi madre. Me alegro porque nuestra casa era distinta, y porque aprendimos a comprender y a conocer la verdad, y a saber amar.

Querría para mi hijo una casa así, de vida ardiente. No quiero respeto de mis hijos, ni seguridad en su espíritu. Quiero que sepan dudar, y juzgar libremente. Siempre, cuando veo hijos que respetan a su padre y lo tratan como al padre de mis libros morales, me fastidia. Ya sé que no es un sentimiento falso en ellos: es algo peor. Porque la pasión en ellos es una región del alma — y por lo tanto del mundo — inexplorada. Y por eso me choca ese respeto como si fuera una hipocresía, algo convencional: y odio el convencionalismo inconsciente.

Noviembre – 1934
«Gente sin complicaciones». Y parece que dijeran: «Gente mejor que nosotros, más buenos», Pero no es así, son solamente más aburridos. Sin complicaciones: los defectos y cualidades no tienen matices. Hasta prefiero menos inteligencia y un poco más de complicación.

***

Estoy por creer que el único amor arraigado (arraigado en todo el sentido de la palabra: profundo, hecho nuestro) es el amor a los padres y el amor a los hijos. De ese amor está tejido nuestro cuerpo y nuestra alma. Es como la tierra en las macetas, cuando trasplanto una plantita en la que tierra y raíces son una sola mas inseparable. Los otros amores serán la luz y el aire, pero estos son nosotros mismos.                Me acuerdo de mamá todo el tiempo. De día me distraigo, pero de noche veo su sonrisa y oigo su voz, y me parece imposible que ya no esté. 
            Y este chiquito mío que no puedo mirar sin sonreírme. Me sonrío sin querer, me sonrío como sale el sol entre las nubes; no tengo tiempo de pensar, ni de tener miedo en la vida que lo hará sufrir. Quisiera que siempre sonriera como ahora. Tan alegremente.

***

Me acordé de lo que dice Gina Lombroso, de que las mujeres transforman la belleza que encuentran en la naturaleza, en objetos para su casa. Era una pared de álamos plateados sobre el cielo cubierto de grandes nubes grises, que el sol poniente bordeaba de plata. Gris topo y plateado, y los pedazos de cielo celeste grisáceos. Un decorado metálico y blando al mismo tiempo. Mi cuarto sería precioso. Las cortinas gris topo, los stores gris perla, la alfombra gris como las cortinas. Paredes celestes o gris perla. Sillones celeste, espejos, banquito gris topo y raso blanco, cama celeste o blanca. Los materiales: terciopelo, raso, metal plateado.

4 comentarios en «SUSANA SEEBER DE MIHURA
DE SU DIARIO PERSONAL [6]
»

  1. Me intriga el perfil de esta Sra. Susana Seeber. A ver cómo termina su diario en estas salidas.
    Me impresiona con qué fuerza se da permanentemente en su alma una feroz batalla: se expresa en sus sentimientos, razonamientos y terminología, más allá de la poesía que encierra su prosa.
    No se define en un SÏ que la encamine hacia esa libertad con la que sueña, incluso para su hijito, pero tiene un alma capaz de leer el bien en la naturaleza y en las personas de fe.
    Cuánto puede el testimonio de la fe sincera, que ella percibe nada menos que en el famoso
    Congreso Eucarístico de l934, cuyo Legado Pontificio para el mismo fue el Cardenal Pacelli, futuro Pío XII. Rezar por quienes están en la batalla , para que venza la aceptación del Resucitado.

  2. Me llamó la atención cuando habló de la pasión «silenciosa» de su mamá. ¿A qué se referirá? ¿Quizá a una pasión que se expresa más en una actividad que en un arranque de palabras o emociones?
    Me parece muy interesante todo.

    1. Estimada Laura: Gracias por su comentario. En cuanto a lo que Usted se pregunta, quizás se refiera a que la mamá sufría en silencio sus heridas, que las gobernaba y sometía a los imperativos de su amor de madre. Que ese amor de madre la hacía comprensiva con la inmadurez de sus hijas y esa «inteligencia amorosa» la hacía fuerte para sufrirlas paciente y silenciosamente, sin perder su serenidad exterior. Creo que aquí la palabra silencio significa «auto-dominio». La palabra Doña, viene del latín: Dómina, es decir Señora, por el Señorío de un Amor que gobierna en el mundo de las relaciones entre los miembros de la familia. A la capacidad de discernir en su alma los pensamientos santos de las pulsiones instintivas, o las sugerencias de lo pensa-monios

  3. Padre, muchas gracias por su respuesta. Su explicación es muy clara. Creo que mi confusión con el significado de pasión «silenciosa» se dio porque a veces solemos asociar a las pasiones con el desenfreno de las mismas o con una expresión viva de las mismas, como si fueran la misma cosa, y ciertamente no lo son. Al leer esta sección del diario de Susana Seeber de Mihura, me pareció que ella contraponía dos bandos: el bando de quien vive apasionadamente (y cuya pasión se ve claramente en el exterior), y aquellos que viven sin pasión (cuya apatía aparece como un exterior en calma, por lo menos aparente). Para ser sincera, antes de que usted respondiera a mi comentario me pareció algo injusta la manera en la que Susana se expresaba de las personas que no mostraban un vivo entusiasmo, pues me parece que la diversidad de temperamentos es algo querido por Dios, por algo nos hizo distintos unos de otros. Me parecía que ella veía la cuestión de la pasión de manera superficial, como juzgando únicamente por las apariencias, por lo que se deja ver en el exterior, sin atender a lo que hay dentro del corazón. Por ello no entendía cómo podía ella hablar de una pasión silenciosa, pues me parecía una contradicción bajo ese contexto. Ahora que leí su respuesta, me parece que la que abordó el tema de manera superficial fui yo y que ella hablaba de algo más profundo de lo que yo imaginé en un inicio. Muchas gracias, padre, por la aclaración. Que Dios y la Virgen lo acompañen.

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