PESADILLA Y DESPERTAR DE LA BELLA DURMIENTE [6] SÚBITO DESPERTAR

   ME TENÍA ASCO Y ODIABA A MÍ MISMA

FOLLETÍN – SEXTA ENTREGA

8.BIS.- DE MÍ PARA BÁRBARA 
Mi muy querida hija en Cristo, mi Bella durmiente, ahora has despertado para siempre de las secuelas de la «violación» sufrida en mente, alma, ánimo y espíritu. ¡Cuánto te han iluminado las siete entradas de Enenia en el Blog del Buen amor! Reza por ella, es hermana tuya en el mismo camino
            A medida que he ido publicando tu primer correo, voy comprobando el modo semejante cómo el demonio las veja y somete a parecidos ataques. Las pesadillas prácticamente desaparecen a partir de tu segundo mensaje, porque ha sido de tanto provecho el ejemplo de Enenia y las notas explicativas, que te han permitido quitarle el antifaz a los pensamientos torturadores, imponiéndote un verdadero delirio imaginario en la mente, que «inseminó» en tu espíritu el violador de las almas y que luego , como unos lentes de color, contaminó tu manera de ver todos tus vínculos, contigo misma, religiosos, familiares, sociales, profesionales…

¿Alguna vez tus sufrimientos interiores los expresaste con ese tipo de actitudes? Por lo que te voy conociendo, más bien pienso que «tu procesión iba por dentro» sin expresarse exteriormente en forma parecida aún en la intimidad de tu habitación ¿o sí?

9.- DE BÁRBARA PARA MÍ
Así es Padre, así fue. El conocimiento de la realidad de los pensa-monios me liberó rápidamente.
Las entradas de su blog, los archivos que me envió de Peretó Rivas, Evagrio Póntico y San Ignacio de Loyola ¡Todo en conjunto fue crucial para mí! Bendito Dios, que me ayudó a entenderlo y comprenderlo sin dificultad.

Y sí Padre, la expresión del odio del violador de mi alma hacia mí era a través de certezas y convicciones que yo acogía como mías. Yo quería con todas mis fuerzas deshacerme de ellas pero no podía, siempre estaban ahí. Ahora, cuando vienen a mí, no me entretengo con ellas porque sé que no son mías y que no son verdad.
Ese odio que penetraba en mí, yo lo aceptaba, lo acogía y él engendraba en mí una inquietud, una especie de nerviosismo (por sentirme estúpida) y producía en mí absoluto aislamiento (por sentir que doy asco), de tal forma que nadie sabía (excepto mi mejor amiga de ese entonces, pues ella vivía una situación muy similar) que yo me odiaba a mí misma, pero sí todos me percibían y trataban como «rara».

Por lo tanto, diría que ese odio lo que hacía era reforzar negativamente ciertos aspectos de mi temperamento, como son mi afinidad a la soledad y cierta tendencia al nerviosismo.

En la intimidad de mi habitación, como consecuencia de estos pensamientos malignos sólo he tenido arranques de ira que me han llevado a golpear cosas para «sentirme mejor». Concretamente: golpear la pared, golpear cosas con mi almohada o aventar cosas. No son muchas las veces que he llegado a tal punto, pero reflexionando un poco, puedo darme cuenta de que dichas acciones han sido el resultado de entretenerme con pensamientos de ira después de, por ejemplo, haber tenido un disgusto con mi padre o cosas por el estilo. Espero haber aclarado su pregunta.

Reconozco que mi retraimiento también producía aislamiento social hasta en el seno de mi familia. Sobre este tema del aislamiento, el pensamiento intruso de «doy asco» me llevaba a auto-despreciarme y, además, me imaginaba [nótese el delirio] que a todas las demás personas yo también les daba asco . ¡No podía verlo de otra forma! Esto me llevaba a querer evitarles la molestia y el desagrado de mi presencia. Pero eso también los demás me mantenían a distancia como «rara».
                Pero, querido Padre, creo que a este respecto también debo confesarle que, por extraño que parezca (y no sé si usted lo considere como algo negativo) la soledad me parece deliciosa.
¡Me encanta estar sola! Y en cierto sentido es también una necesidad para mí. Sé que hay personas a las que les causa dolor e inmenso sufrimiento, pero por alguna razón, no es ése mi caso (ni antes, ni ahora).
              Ahora sé que a Dios no le doy asco, ni tampoco a todas las personas de mi alrededor (aunque supongo que naturalmente tendrán que existir algunas que no simpaticen conmigo jaja). Pero eso no ha cambiado el hecho de que soy una persona introvertida, reservada, con no muy buenas habilidades sociales (en parte tal vez por la falta de práctica), y que goza de cabal serenidad cuando se encuentra sola.
              Pero volviendo a lo que relataba, también quisiera mencionar algo que tal vez le parezca chistoso. Y es que, mi convencimiento de «dar asco» siempre me llevó a prohibirme el tener todo tipo de relación sentimental-amorosa con algún chico, por la sencilla razón de no querer molestar al pretendiente en cuestión dándole asco. Tener novio nunca fue para mí una opción: «¿ Cómo podría permitírmelo? ¿Cómo podría hacerle a alguien eso?» pensaba entonces. Mi «baja auto-estima» – como se le llama – nunca me lo permitió.
               Ahora me doy cuenta de que de todas formas fue algo bueno, porque ningún pretendiente era católico practicante (jaja).
Bárbara

Notas al mensaje de Bárbara: Los pensa-monios logran instalar un «programa», todo puramente imaginario y por eso «delirante» que funciona como un virus e instala en la mente, el alma, el ánimo y el espíritu de su víctima disfunciones del comportamiento que son comunes a los síntomas de lo que psicólogos y psiquiatras conocen como neurosis esquizoide y psicosis esquizofrénica. Pero esos síntomas son los mismos que caracterizan al demonio y el virus que inyectan en el alma produce en-sí-mismamiento, aislamiento, retraimiento, inquietud, odio hacia sí mismo, auto-punición, agresividad paranoica, falta de empatía, disgregación del yo, parálisis social.  La diferencia con los síntomas que experimentaba Bárbara parece ser sólo de grado. Esta acción del demonio no escapa al designio de la divina Providencia: arrastra a la persona al desierto y la deja sola. Pero es allí donde le ha arrastrado por imposición divina para cumplir lo que promete en Oseas: «La llevaré a desierto y le hablaré al corazón»

10.- DE MI PARA BÁRBARA 
Querida Bárbara:
Creo que te puede aprovechar ahora re-examinar aquéllos pensa-monios adversos a tu papá que tanto te enfurecieron, pero que contribuían a apartarte de él.
Para ello puede ayudarte leer un archivo que te envío con el primer capítulo de mi libro más reciente: «Varón y mujer. Entre designio divino y abolición demoníaca»
             Y también en mi libro «La Casa sobre Roca» que puedes encontrar y bajar de mi sitio web
se muestra muy sucintamente cómo hirió el pecado original de manera distinta al varón y a la mujer.
             Pero dicho aquí brevemente: El varón habla con obras más que con palabras. Y también, por consiguiente, pone su amor en las obras más que en las palabras. Quizás tu padre heredó del suyo un modelo austero, que es el que necesita el varón para sobrevivir en la lucha diaria con los otros, con la sociedad, la economía, la competencia, la tierra. Un varón sentimental resulta débil para la guerra.                        Lograr ser tierno y manifestar afecto con los que lo necesitan y a la vez duro y avezado a matar enemigos en la guerra, fue virtud de los cruzados cristianos. Pero esa cultura está en plena decadencia. La sequedad severa puede ser una virtud o puede convertirse en un vicio o en una ignorancia, o en un pudor de manifestar sus sentimientos porque no sabe comportarse sino de una sola manera, muriendo en el trabajo por los suyos. Es decir inmolándose por los que debe alimentar, sin tiempo ni sabiduría ni ciencia de lo que la niña anhela recibir de su padre.
              Por lo general, sin embargo yo he observado que la niña se apega más al papá y se va distanciando y polarizando con su mamá a medida que ella también se convierte en mujer, hasta llegar a rivalizar con ella en decisiones de orden o de gobierno del hogar.
               Que el Señor te ilumine en este ámbito donde las secuelas de la «declaración de odio» te pudo poner ante ellos en una actitud de exigencia de lo que no podían darte, o no podían dártelo como tú lo necesitabas o exigías en el insaciable deseo de atención y ternura que hay en toda niña, y que los pensa-monios hacen agrio, impidiéndola dar a sus padres el afecto que espera de ellos. Aquello de santa Teresa: «Donde no hay amor, pon amor, y recibirás amor».
               Examina en tu memoria cuándo comenzó en ti la oposición a tus padres. Piensa si hubo una Bárbara hasta los diez o once, o hasta su menarquia, y otra después, que influyó en su relación filial – paterna y materna. Padre Horacio [10 Archivos adjuntos: Archivo 1: VARÓNY MUJER TAPA 2020-06-07 Archivo 2: 1 AA.- Indice // Archivo 3: 1 B Prólogo Mons. Héctor Aguer // Archivo 4: 1 C Introducción NEW // Archivo 5: 1 D Primera Parte- Para qué la  Mujer // Archivo 6: 1.- La Mujer Una Ayuda Adecuada pq NEW // Archivo 7: 2.- Penas a Consecuencia del Pecado Orig. // Archivo 8: 3.- Enamoramiento Noviazgo Amistad Matrimonial // Archivo 9: 4.- Sacramento del Matrimonio Misterio // Archivo 10: Reseña de Clotilde Baravalle 2pags.]

2 comentarios en «PESADILLA Y DESPERTAR DE LA BELLA DURMIENTE [6] SÚBITO DESPERTAR»

  1. La experiencia de Bárbara coincide en tantos aspectos claves, con la mía.
    Quienes fuimos vejadas por el enemigo, como un verdadero martirio interior, ahora gozamos de experiencias similares, liberadoras, consoladoras y felices, en el camino esponsal.
    Sigamos buscando esa luz, ese alimento, en «Me quiero Casar» Tomos I y II.

  2. Tanto para comentar!
    Bárbara tenía clara conciencia de sus reacciones ante la negativa experiencia de filiación.
    Creo se hace más difícil cuando ni se sabe identificar las reacciones y se vive como normal, aunque se sufra harto interiormente. Uno no sabe ponerle nombre…

    Recuerdo que un día me dijo el P. espiritual: «si sigue insultándose, no venga más a verme» (tenía 24 ó 25 años) . Entonces el retorno se hace más largo y más lento, al menos en mi caso.

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